El arado, una herramienta fundamental en la agricultura, ha evolucionado a lo largo de los siglos para convertirse en un elemento clave en la preparación del terreno antes de la siembre.
Su función principal radica en voltear y airear el suelo, facilitando así un ambiente óptimo para el crecimiento de los cultivos.
A través de este artículo, exploraremos en profundidad para qué se utiliza el arado, detallando sus funciones, tipos y las mejores prácticas para su uso efectivo en el campo.
Funciones principales del arado
El arado desempeña varias funciones importantes en la agricultura, que contribuyen significativamente a la mejora de la producción y la sostenibilidad de los cultivos. Entre estas funciones, destacan las siguientes:
1. Preparación del terreno para la siembra
El uso más reconocido del arado es preparar el suelo para la siembra. Al voltear las capas superiores del suelo, el arado ayuda a crear una cama de siembra suelta y rica en nutrientes, esencial para la germinación de las semillas y el desarrollo de las raíces.
2. Control de malezas
El arado puede ser una estrategia eficaz en el manejo integrado de malezas. Al voltear el suelo, las malezas existentes se entierran, lo que impide su crecimiento y reduce la competencia por nutrientes y agua con los cultivos plantados.
3. Incorporación de fertilizantes y enmiendas al suelo
Esto asegura que los nutrientes estén disponibles en las capas donde las raíces de los cultivos pueden absorberlos más efectivamente, promoviendo un crecimiento saludable y aumentando los rendimientos.
4. Mejora de la aireación y drenaje del suelo
El arado mejora la estructura del suelo, aumentando su porosidad y mejorando tanto la aireación como el drenaje. Esto es crucial para evitar el encharcamiento y la anoxia radicular, condiciones que pueden perjudicar seriamente a los cultivos.
Un suelo bien drenado y aireado también favorece el desarrollo de una comunidad microbiana saludable, esencial para el ciclo de nutrientes en el ecosistema del suelo.
Tipos de arado y su función específica
El éxito en la preparación del terreno depende en gran medida de la selección del tipo de arado adecuado, basándose en las características del suelo y los objetivos específicos de la siembra.
A continuación, se describen los principales tipos de arado y sus aplicaciones específicas en la agricultura:
Arado de Vertedera

El arado de vertedera es uno de los tipos más tradicionales, diseñado para voltear completamente la capa superficial del suelo.
Es especialmente útil en suelos pesados y arcillosos, donde facilita la aireación y ayuda a enterrar residuos de cultivos y malezas.
Su uso es recomendado para preparar el terreno para cultivos que requieren suelos bien trabajados y ricos en materia orgánica.
Arado de Disco

El arado de disco utiliza discos cóncavos para cortar y voltear el suelo. Esta herramienta es más versátil que el arado de vertedera, funcionando bien en una variedad de condiciones de suelo, incluso en terrenos pedregosos o con mucha vegetación.
Es ideal para la preparación del suelo en áreas que han estado en descanso o en barbecho, así como para incorporar grandes cantidades de residuos vegetales al suelo.
Arado de Cincel

El arado de cincel es menos invasivo que los arados de vertedera y disco. No invierte las capas del suelo, sino que lo fractura y airea a una profundidad considerable.
Este tipo de arado es preferido para la conservación del suelo y la gestión del agua, ya que minimiza la erosión y favorece la infiltración de agua.
Es particularmente adecuado para suelos ya bien estructurados que requieren una preparación mínima antes de la siembra.
Arado Subsolador

Aunque menos común, el arado subsolador se utiliza para romper capas compactadas profundamente en el suelo, conocidas como suelas de arado, que pueden formarse después de años de labranza convencional.
Este tipo de arado mejora significativamente la penetración del agua y el desarrollo de las raíces en profundidad, siendo esencial para cultivos perennes o en suelos con problemas de compactación.
Mejores prácticas en el uso del arado
Para asegurar un uso efectivo y sostenible del arado, es crucial adoptar prácticas agrícolas responsables. Aquí os dejamos con algunas de las mejores prácticas:
- Rotación de cultivos: Alterna los tipos de cultivos para mejorar la estructura del suelo y reducir las plagas y malezas.
- Arado en el momento adecuado: Arar cuando el suelo esté en condiciones óptimas de humedad para evitar dañar su estructura.
- Ajuste de la profundidad: Modifica la profundidad del arado según las necesidades específicas del cultivo y las condiciones del suelo para evitar problemas como la compactación o la exposición de semillas de malezas.
- Uso de cubiertas vegetales: Integra cubiertas vegetales para proteger el suelo contra la erosión, mejorar su estructura, y añadir materia orgánica.
- Prácticas de conservación del suelo: Considera técnicas de labranza mínima o la labranza de conservación para reducir la erosión y mantener el carbono orgánico en el suelo.
Esperamos que te haya gustado nuestro artículo sobre para que se utiliza el arado, si necesitas de un servicios profesional de arados para la labranza, no dudes en contactarnos ¡Un saludo!